1. SAL CON ALGUIEN QUE LEE
¿Por qué salir con alguien que lee? |
Encuentra una chica que lea. Sabrás que lo hace porque
siempre llevará un libro a medias de leer en el bolso. Será la que mire con
amor las estanterías de la librería, la que llora silenciosamente cuando
encuentra el libro que quería. ¿Ves la chica rara que huele las páginas de los
libros viejos en una librería de segunda mano? Esa es la lectora. Nunca se
pueden resistir a oler las páginas, especialmente si están amarillentas.
Es la chica que lee mientras está esperando en la cafetería
del final de la calle. Si echas un vistazo a su taza, verás que la crema del
café está flotando en la superficie porque ya está absorta. Perdida en un mundo
que el autor ha creado. Siéntate. Probablemente te mire fugazmente, como la
mayoría de las chicas que leen no le gusta ser interrumpida. Pregúntale si le
gusta el libro.
Invítala a otra taza de café.
Hazle saber que lo que piensas de Murakami. Comprueba si ha
pasado del primer capítulo de La Comunidad del Anillo. Entiende que si te dice
que entendió el Ulysses de James Joyce sólo te lo dice para sonar inteligente.
Pregúntale si le gusta Alice o si le gustaría ser Alice.
Es sencillo salir con una chica que lea. Regálale libros por
su cumpleaños, por Navidad y por los aniversarios. Dale el regalo de las
palabras, en poesía, en canciones. Regálale a Neruda, Pound, Sexton, Cummings.
Hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Entiende que ella conoce
la diferencia entre los libros y la realidad, pero por dios que va a intentar
hacer su vida un poco como su libro favorito. Nunca será tu culpa si lo hace.
De alguna manera tiene que intentarlo.
Miéntele. Si entiende la sintaxis, entenderá que necesitas
mentir. Tras las palabras hay otras cosas: motivaciones, valores, matices,
diálogos. No va a ser el fin del mundo.
Fállale. Porque una chica que lee libros sabe que el fracaso
siempre lleva hasta el clímax. Porque ellas entienden que todas esas cosas
tendrán un final. Y que siempre puedes escribir una secuela. Y que puedes
empezar otra vez, y otra y seguir siendo el héroe. Que la vida está destinada a
tener un villano o dos.
¿Por qué estar asustado de todo lo que no eres? Las chicas
que leen entienden que esa gente, como los personajes, evolucionan. Excepto en
la saga Crepúsculo.
Si encuentras una chica que lea, mantenla cerca. Cuando la
encuentres a las 2 de la mañana sosteniendo un libro contra su pecho y
llorando, hazle una taza de té y abrázala. Puedes perderla por unas cuantas
horas, pero siempre volverá a ti. Hablará como si los personajes del libro
fuesen reales, porque durante un rato, siempre lo son.
Te declararás en un globo aerostático. O durante un
concierto de rock. O casualmente la próxima vez que esté enferma. Por Skype.
Sonreirás con tantas ganas que te preguntarás por qué tu
corazón no ha explotado y la sangre no está corriendo ya por tu pecho.
Escribirás la historia de vuestra vidas, tendréis hijos con nombres extraños y
gustos aún más extraños. Les presentará a vuestros niños al Gato Garabato y a
Aslan, quizá el mismo día. Pasaréis los inviernos de vuestra vejez juntos y
ella recitará a Keats en voz baja mientras te sacudes la nieve de las botas.
Sal con una chica que lea porque te lo mereces. Te mereces
una chica que pueda darte la vida más colorida imaginable. Si sólo puedes darle
monotonía y horas aburridas y compromisos a medias, entonces estás mejor solo.
Si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, sal con una chica que lea.
O mejor aún, sal con una chica que escriba.
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