5. SAL CON UN CHICO QUE LEE
Las conversaciones serán sencillas, podéis hablar del tiempo, o del
trabajo o estudios, podéis hablar de ropa o del mundo del motor. Puedes hacer
que te interesa el funcionamiento de cuatro cilindros, o puedes ir con él a ver
el fútbol e indignarte con cada fuera de juego que el árbitro de turno decida
no pitar. Podéis hablar de música, o salir a bailar, pero no le prestes
demasiada atención a la letra, ni busques cosas excesivamente profundas, porque
casi seguro no le interesara ver más allá de la rima.
No salgas con un chico que lee porque criticara el poco sentido de las
letras que la gente tararea una noche de fiesta cualquiera, se reirá de lo
banal. No salgas con un chico que lee, sabrá encandilarte con cuatro palabras
bien dichas, y tardaras un rato en darte cuenta de su gracioso juego de
conquista.
El chico que lee sabrá cuando callar, porque entiende el sentido de los
puntos suspensivos, y seguramente no invertirá tanto tiempo en preguntar
repetitivamente "que te pasa" que sin duda no queremos responder. Se
acordara del argumento y entenderá los fallos del guión, pues lo ha leído en
mil páginas. El chico que lee sabe que incluso en los mejores libros los
grandes detalles pueden ser sugeridos con una descripción de la escena, y hará
de cada una de tus miradas una descripción que no necesite explicaciones ni
pretextos.
Te abrazará antes de pedir argumentos, porque un chico que lee, también
lee entre líneas.
El chico que lee ha aprendido de los mejores héroes de la historia, y
sabe cuándo y cómo ha de luchar. Sabe que la trama tiene giros y no se pondrá
tan nervioso ante un párrafo dramático.
Conoce las palabras que te secan y humedecen los ojos, y te comparara
con las musas de sus autores preferidos, se reirá de ti si llegas al punto de
locura que alcanzan sus protagonistas, y ya conocerá la solución.
No habrá mejor regalo para el que empezar juntos una historia
definitiva, un libro que no tenga final, porque al fin y al cabo, el chico que
lee querrá seguir leyendo, y valorara el suspense antes de escribir la última
frase del día.
El chico que lee conoce mil mundos, y no parara hasta que los visitéis
juntos. Y cada momento absurdo se llenara de magia si señala una a una las
cosas que imagina para ti en ese momento, porque podrá transformar un cutre
habitación de hostal en la suite más maravillosa de París. Y solo con palabras
creará la mejor vista de la Torre Eiffel, solo con palabras puede hacer que
veas mil estrellas iluminando el cielo sobre los campo Elíseos, haya o no
ventana en vuestra cutre habitación.
Si sales con un chico que lee, ten claro que no pararás de recorrer
lugares que posiblemente aún no se hayan inventado, que cada momento será un
párrafo perfecto de vuestro libro, que cada gesto habrá sido vagamente maquinado,
y cada punto de tensión será resuelto, porque los libros, siempre continúan. Y
el chico que lee, lo sabe.
Porque es la garantía de una biblioteca en su casa reservada solo para
ti.
Porque con cada libro que se obsequien entre ambos, irán alimentando la
librería que desearan tener en un pequeño apartamento lleno de fantasía en
París, Roma, Londres o Madrid.
Sal con un chico que no lee, o te condenarás a aprender cada día, y a
vivir de modo que cada momento pueda ser descrito en un papel. Sal con un chico
que no lee, o te convertirás en musa y protagonista de mil historias que de
esta manera, no podrías vivir.
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